La mayoría de las personas saben que fumar cigarrillos y productos que contienen tabaco aumenta el riesgo de sufrir cáncer de pulmón y problemas respiratorios, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Pero pocas son conscientes de que también crece el peligro de padecer afecciones del corazón (infarto de miocardio, angina de pecho), cerebrovasculares (ictus cerebral), vasculares periféricas (enfermedad de las arterias que llevan la sangre a los brazos y piernas) y aneurisma (dilatación) de la aorta abdominal.
¿Por qué el tabaco es un factor de riesgo cardiovascular?
Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el tabaco provoca cerca de 52.000 muertes anuales en España. Por si fuera poco, también es el factor de riesgo cardiovascular más importante, ya que la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población. La posibilidad de una dolencia del corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo.
Los investigadores han demostrado que el tabaquismo acelera la frecuencia cardíaca, contrae las arterias principales y puede ocasionar alteraciones en el ritmo de los latidos del corazón. Todo esto hace que el corazón se esfuerce más. Fumar también incrementa la presión arterial, que a su vez aumenta el peligro de accidentes cerebrovasculares en personas que ya tienen presión arterial alta. Hay dos factores por los que el tabaco produce una isquemia coronaria y provoca un infarto de miocardio (obstrucción total de paso de sangre por las arterias) y/o angina de pecho (disminución importante de paso de sangre por las arterias):
1. Nicotina.- Aumenta la tensión arterial que ocasionan daño a las arterias, produce alteración de la coagulación, incrementa los niveles de LDL (colesterol malo) y reduce los de HDL (colesterol bueno).
2. Monóxido de carbono.- Disminuye el aporte de oxígeno al miocardio y aumenta el colesterol.