Cuando hablamos de mastitis hablamos de una enfermedad inflamatoria de la mama, en general asociada con la lactancia.
Se estima que de un 2% a un 33% de las mujeres que amamantan desarrollan una mastitis.
La causa principal de la mastitis es la estasis de la leche, que puede o no estar asociada con infección. La mastitis puede producirse por un vaciado ineficaz de la mama (a veces debido a un mal agarre del pecho por parte del recién nacido), por una alimentación limitada (horarios restringidos con las tomas) o cualquier otro motivo que provoque la estasis de la leche.
El estancamiento de leche facilita el crecimiento bacteriano y, si éste llega por encima de la capacidad de defensa de la propia leche, la mastitis inicial puede evolucionar a mastitis infecciosa.
Los síntomas de una mastitis infecciosa son:
- Malestar general
- Dolor, enrojecimiento (eritema) e inflamación, que pueden aparecer de manera unilateral o bilateral.
- Fiebre
Tratamiento de la mastitis infecciosa:
1- NUNCA INTERRUMPIR LA LACTANCIA MATERNA. Mantener lactancia a demanda.
2- Si hace menos de 24 horas de la aparición de los síntomas:
Aplicación de frío local
Uso de antiinflamatorios tipo ibuprofeno compatibles con la lactancia materna
Descanso e hidratación adecuada
Valorar el agarre del bebé y otros factores (anquiloglosia). Dirigir la barbilla del recién nacido a la zona obstruida.
3- Si no hay mejoría en las primeras 24 horas:
Acudir al médico para iniciar tratamiento antibiótico.
Infografia: Sector huesca